La duda nos corroe, no lo negamos. ¿Qué te ha llevado, lector ocasional de Esquire o quizá recién llegado a estas aguas digitales, a entrar en esta pieza sobre las palabras esdrújulas en el idioma español? ¿Es que acaso faltaste a clase el día en que las explicaron en lengua y te ha quedado un vacío en tu conocimiento que ahora pretendes llenar? ¿O quizá quieras explicar a un niño o una persona poco ducha en el castellano lo que son este tipo concreto de palabras? Es igual, no nos lo digas. No estamos aquí para juzgar, solo para enseñar. Y si puede ser entreteniendo durante el camino, pues miel sobre hojuelas.
¿Te has dado cuenta de que existe una tendencia a que nos parezcan especialmente atractivas las palabras esdrújulas? De hecho, algunas de las palabras más bonitas en español lo son, quizá porque son realmente poco habituales. De hecho, vuelve a leer el primer párrafo y te darás cuenta de que la única palabra esdrújula es "esdrújulas". Es esa búsqueda de la belleza en el habla o la escritura lo que a veces conduce al esdrujulismo, un vicio de dicción que consiste en transformar en esdrújulas a ciertas palabras que no lo son, sino que son llanas o agudas. Por ejemplo, convertir sincero en síncero.

Ahora es el burro el que se ríe.
Porque es cierto, las palabras son bellas y también poderosas. Fíjate en las últimas palabras de alguien al morir: "Váyase, las últimas palabras son para los tontos que no dijeron suficiente", que dijo por ejemplo Karl Marx antes de doblar la servilleta; O cuando una mala traducción de las palabras del presidente soviético Nikita Khrushchev en 1956 estuvo a punto de provocar una guerra nuclear; o incluso cuando directamente fueron mortales, como cuando al filósofo griego Crisipo le pareció tan divertido su propio y malísimo chiste mientras veía a un burro comer higos ("¡Ahora dale vino puro para que se beba esos higos!") que se murió, literalmente, de la risa. Ya sabes lo que dicen, la pluma es más poderosa que la espada.
Pero no divaguemos y quitémonos el sombrero de periodista para colocarnos el sombrero de profesor. No en vano podemos presumir de haber elaborado el artículo sobre las metáforas que emocionó al conserje del Ministerio de Educación y de haber recopilado los 55 mejores palíndromos que desconcertaron al jurado del Premio Pulitzer. ¡Ding, ding! Suena la campana y da comienzo esta clase con el tema único que va a caer en el examen sí o sí. No digas que no te avisamos para que luego no vengas a tutoría a llorarnos porque has suspendido. Bienvenidos a la asignatura exprés sobre las palabras esdrújulas: qué son, ejemplos y todo lo que se nos ocurra a continuación.

Elige tu propia aventura esdrújula.
¿Qué son las palabras esdrújulas y cómo reconocerlas?
Hemos sacado del trastero el libro de lengua para encontrar que... a ver... sí, aquí lo dice: Las palabras esdrújulas son aquellas cuya sílaba tónica, o sea, la que se pronuncia con mayor énfasis, es la antepenúltima. Este tipo de palabras siempre lleva tilde. Por ejemplo: gramófono, pánfilo, ínfulas. Las encontramos a menudo en topónimos (América, África), en los superlativos (flojísimo, guapísimo), en los nombres propios (Mónica, Lázaro) o en formas verbales reflexivas (comprometiéndose, haciéndose).
Por aquello de completar el resto de palabras con las que te puedes encontrar en tu día a día y no te sorprendan tras una esquina con un calcetín lleno de naranjas, las englobamos en tres categorías más:
- Palabras agudas: son aquellas cuya sílaba tónica es la última y se les pone tilde cuando terminan en N, S o en una vocal. Por ejemplo: mazapán, cantó, tapir.
- Palabras llanas o graves: son aquellas cuya sílaba tónica es la penúltima y llevan tilde cuando no terminan en N, S o en una vocal. Por ejemplo: ventana, mesa, hábil.
- Palabras sobreesdrújulas: son aquellas cuya sílaba tónica está antes de la antepenúltima y llevan tilde siempre, tengan el número de sílabas que tengan. Por ejemplo: tímidamente, comunícaselo, prácticamente.
Ejemplos de palabras esdrújulas con tilde de la A a la Z
Ejemplos de palabras esdrújulas sin tilde
Las palabras esdrújulas que no llevan tilde componen un grupo bastante reducido, o un club muy selecto, en el que se encuentran tan solo palabras correspondientes a la categoría de adverbios de modo terminados en –mente. Serán esdrújulas en el caso de que el adjetivo hubiera sido agudo, como socialmente, y serán sobresdrújulas en el caso de que el adjetivo fuera grave o esdrújulo, como únicamente. Por resumir: los adverbios acabados en –mente siempre se acentúan teniendo en cuenta la acentuación de la palabra original.
Es conveniente señalar que muchos nombres o apellidos extranjeros se pueden transcribir al español como palabras esdrújulas sin tilde. Por ejemplo: Popovich, Christensen, Williamson... Esto se debe a que, en su idioma original, estos nombres no llevan tilde, por lo tanto, a pesar de ser esdrújulas, se respeta la grafía original.
Veamos ahora algunos ejemplos de palabras esdrújulas sin tilde.
- Horizontalmente
- Exteriormente
- Legalmente
- Verticalmente
- Atrozmente
- Locuazmente
- Medicinalmente
- Ilegalmente
- Cordialmente
- Popularmente
- Igualmente
- Sosegadamente
- Mentalmente
- Calladamente
Frases con palabras esdrújulas
Estos son algunos ejemplos de palabras esdrújulas en el contexto de una oración. También puedes probar a localizarlas en cualquiera de los miles de artículos de la web de Esquire. ¡Buena suerte con eso!
- Cándido sabe mucho de informática.
- El hipopótamo fue tan rápido como vino.
- Revisé el diccionario enciclopédico.
- Mi tío tiene un brazo ortopédico.
- Un pájaro alzó el vuelo.
- Realizaremos las prácticas en la unidad quirúrgica.
- Cuando Plácido se pone a gritar queda bastante patético.
- Habéis calculado el aterrizaje de forma óptima.
- En la asignatura de Plástica, las notas son espléndidas.
- El contacto físico no está permitido en el kárate.
- Qué bello es el mar Cantábrico.
- Despejó el esférico en situación de peligro, como mandan los cánones.
- Arquímedes sabía más cosas de las que alcanzó a escribir.
- Dime un número del 1 al 10 y te haré un truco mágico.
- Me rompí el húmero en aquel esfuerzo ímprobo.
- Hoy me tocó ir al dermatólogo.
- Salí como un relámpago de casa.
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